El reto principal de esta reforma integral era conseguir espacios amplios, abiertos y luminosos, a la vez que potenciar algunos de los elementos más singulares de la vivienda.
La reforma que se llevó a cabo en un edificio de los años 30, contaba como elementos a preservar o potenciar, la altura de sus techos, los radiadores de hierro fundido, los enormes ventanales a la fachada principal y unas bonitas molduras en el salón que le aportaban a la vivienda un carácter especial.
¿Cómo distribuir la vivienda?
La distribución original contaba con 65m2 útiles estructurados en dos dormitorios (uno de ellos sin ventilación), un sólo baño y una cocina interior desligada del resto de las estancias. Se perdía mucho espacio en un pasillo en “L” y, lo que a priori podría suponer un problema, que era la existencia de un muro de carga paralelo a la fachada principal, se convirtió en elemento articulador de la nueva distribución.
Como premisa, nuestro cliente nos pidió una distribución con dos dormitorios, (uno de ellos en suite), dos baños y una cocina abierta. Logramos aumentar la sensación de amplitud, ya que desde la entrada se visualiza el luminoso salón, lo que permite hacer una lectura inmediata de los espacios. Con el nuevo planteamiento organizativo se enfatizaron las tres crujías de la vivienda y se dispuso la cocina en la zona central convirtiéndose en el corazón-distribuidor de la vivienda. En la crujía interior se ubicó el dormitorio con el baño en suite y donde antes había un sólo baño, se lograron realizar dos. En la fachada exterior se dispuso un dormitorio con salida directa al pequeño balcón y el salón.
Como consecuencia de todos estos cambios, conseguimos una excelente distribución, proporcionando mediante las ventanas, luz y ventilación a todas las estancias.
Más detalles de la vivienda
Las alturas de la vivienda y la disposición del falso techo, se establecieron en función de la privacidad de las estancias. En el comedor y salón, se respetaron las alturas y molduras existentes, empleando para la iluminación apliques en pared e iluminación indirecta en los desniveles del falso techo.
La tarima flotante en tonos naturales y de porte elegante, trasmite calidez a la vivienda, así como el color blanco de las paredes, el tamaño especial de las puertas y rodapiés, el acabado de los radiadores recuperados… Todos estos elementos otorgan a los espacios una gran luminosidad, calidez y esbeltez. Los baños se alicataron de suelo a techo con cerámicas de gran formato con acabado similar al microcemento. En uno de los baños se realizó una hornacina en el trasdosado que tuvo que realizarse para ocultar la bajante.
