Si algo va siempre unido a las reformas son los albañiles. Trabajo poco valorado donde los haya, son los encargados de hacer que el sueño que tienes sobre tu vivienda, terreno, habitación, garaje, etc. se haga realidad. Sin esas personas no podrías disfrutar del suelo radiante que siempre has querido tener, de la cocina abierta al salón o, en general, de una casa. Son uno de esos trabajos invisibles que hacen posible vivir bajo unas condiciones dignas.
Por supuesto, la albañilería y las reformas no son las únicas partes que intervienen para que se construya o cambie una casa. También participan la arquitectura, el diseño de interiores, etc. Así que hoy queremos centrarnos especialmente en la albañilería y hacerle así un pequeño gran homenaje, que se lo merecen. Let’s go!
ALBAÑILERÍA. UN TRABAJO CON HISTORIA
A menudo no somos conscientes de que la albañilería lleva con nosotros más de 6000 años. Es uno de los oficios más antiguos del mundo, ya que cuando el ser humano comenzó a ser sedentario y a establecerse en un terreno, necesitó crear su propia ‘cueva’ en el sitio que más conviniese al grupo. Por aquel entonces, la naturaleza ofrecía a les futuros albañiles todo lo que podáis necesitar para crear sus casas-habitación. Las llamamos así porque, al principio, se creaban habitaciones que servían para todo.
Obviamente, los primeros seres humanos no contaban con muchos conocimientos, así que, como en todo, se empezó poco a poco. El objetivo de un albañil es construir casas y reformarlas en cualquier momento de su vida útil. Se puede decir que las construye y las ‘cuida’, renovándose o separándolas cuando es necesario. Por increíble que parezca, seguimos utilizando materiales de hace siglos (con alguna que otra mejora, eso sí): barillas, tabiques, arena, cemento… Aunque hoy en día existen casas modulares, que se componen de piezas de gran tamaño que se ensamblan y ¡pum!, ya tienes un sitio para vivir. Aunque estas viviendas lleven menos tiempo, alguien tiene que construirlas igualmente.
Ahí es donde entran los albañiles. Son profesionales que se dedican a la construcción y a la reforma de las casas. Sus funciones principales o más comunes son el picado de suelos, paredes y techos, el desescombro de materiales y la construcción de las nuevas paredes, techos y cimientos. Por si todo esto fuese poco, los albañiles también son especialistas en mantenimiento y reparación de edificios. Sí, edificios en general, tanto existentes como por existir. Pueden arreglar desperfectos, abrir rozas, reparar suelos de cerámica o incluso muros.
Todos los albañiles cuentan con habilidades y conocimientos específicos para poder trabajar con distintos materiales. Hay que tener en cuenta que la albañilería, como es capaz de encargarse de casi cualquier cosa en un edificio, debe de controlar todos y cada uno de los materiales que intervienen en él para poder aconsejar y utilizar el más adecuado. Normalmente trabajan con piedra, ladrillo, cemento, hormigón, pladur, cal o yeso.
Si lo piensas bien, suelen ser las primeras personas que pisan un espacio que va a ser creado o reformado y están presentes durante todo el proceso. Aparecen al principio y se van al final. Necesitan estar allí todo ese tiempo ya que, básicamente, lo están construyendo.
Tipos de albañilería
Antes de pasar a las actividades más habituales de un albañil, queremos explicarte los tipos de albañilería que puedes encontrar:
- Albañilería simple. El propio nombre lo indica. Es la ‘típica’, la que conocemos. Utiliza materiales básicos como ladrillo, bloques o cemento. El objetivo de este tipo de albañilería es que la estructura que se esté creando se mantenga en pie, simple y llanamente.
- Albañilería armada. Utiliza otros materiales, como el acero, para reforzar y sostener definitivamente la estructura. Algunos refuerzos pueden ser los tensores o los estribos, que se sitúan en los cimientos o en las columnas.
- Albañilería reforzada. Para garantizar la estabilidad y la resistencia de la edificación se emplean estructuras prediseñadas de hormigón armado. Este tipo de albañilería está muy presente en la construcción de edificios y centros comerciales.
Trabajos habituales en albañilería
Es posible que, tras todo lo que hemos explicados sobre los profesionales de la construcción, sigas pensando que ‘tampoco es para tanto’ lo que hacen. Que no hay que saber o estudiar mucho para dedicarte a esto. Ese es el pensamiento común, pero nada más lejos de la realidad, querida lectora. Ya lo hemos comentado antes, pero esta profesión es una de las menos valoradas, y no entendemos muy bien por qué. Se necesita saber muchísimas cosas para dedicarte al increíble mundo de la albañilería. ¿Es porqué no van vestidos de traje? Suele pasar. Por eso te vamos a demostrar lo mucho que tienes que aprender para dedicarte a esto. Apunta:
Descifrar. Un albañil debe ser capaz de interpretar planos, es decir, lo que se va a construir. Tiene que estudiarlo, analizarlo y decidir qué método y recursos serán los más adecuados para obtener el mejor resultado posible.
Adecuar el espacio de trabajo. Como en todo trabajo, no puedes empezar sin haber preparado todo lo que necesitas de antemano. Para un albañil, esta fase sería la de la compra de materiales, herramientas, tornillería, equipos de seguridad, etc. cualquier albañil debe tener en cuenta todo lo que necesita para trabajar correctamente.
Pensar, luego existir. Utilizando sistemas de medición, de localización de cotas y líneas, de nivelado y/o de aplomado, un profesional de la construcción debe visualizar mentalmente lo que tiene que construir. La visión espacial es indispensable para una persona que trabaje en la albañilería. Así, cualquier problema o situación que pueda plantear un cliente, será capaz de darle respuesta y solución.
Siempre hay permisos. No solamente tiene que saber leer planos, sino que debe estar al tanto de los permisos necesarios para acometer obras y reformas. Especialmente en reformas mayores y obras grandes, un albañil debe anticiparse a posibles sanciones y comunicar al ayuntamiento el comienzo de una obra.
Todo lo viejo fuera. Ya en la obra, el albañil es la persona encargada de deshacerse de todo lo que no sirva para la reforma. Hablamos de tabiques, suelos de madera, azulejos, marcos de puertas, instalaciones de electricidad viejas, muebles, etc. Todo lo que el propietario de la casa no quiera, va fuera, así que toca llevarlo a la escombrera o al punto de recogida selectiva correspondiente.
Detección es prevención. Los albañiles son capaces de detectar problemas estructurales, fisuras, humedades, deterioro de vigas y columnas… Tienen algo parecido a superpoderes, por lo que si encuentran algo raro deberán comunicárselo al arquitecto de la obra. Pero no solamente eso, el profesional albañil también deberá saber cómo solucionar ese problema.
A construir. Cuando todo el proyecto de obra está claro, el albañil pasa a la acción: levanta tabiques, construye muros y arcos, levanta pilares… todo lo que sea necesario para comenzar a darle forma a la vivienda de ensueño del cliente. Sea reforma o nueva construcción, es hora de ensuciarse.
Alicatando. Una parte dentro de la propia construcción es la colocación de azulejos y baldosas en cocinas y baños. En estos espacios se necesitan materiales resistentes a fuego, agua, vapor o humedad. Hay que dedicarles especial atención.
Enyesar. Los albañiles realizan también se encargar de enyesar paredes, dejando todo perfectamente liso para que el pintor pueda realizar su trabajo correctamente. Cada vez queda menos para el resultado final…
Los toques finales. Cómo han formado parte de toda la obra y son conscientes de qué puede faltar y qué no, los albañiles repasan toda la obra para que todo quede rematado a la perfección. Comprueban, por ejemplo, que el alicatado esté bien, que todas las juntas estén bien hechas, que las paredes hagan ángulos de 90 grados… todos esos pequeños detalles en los que se nota el cariño y cuidado que han puesto les albañiles en la reforma del espacio. En esas cosas es donde se nota un buen trabajo.
¿Tienes lo que hay que tener?
No todos los trabajos son para todo el mundo, es algo completamente lógico y normal. Si no, el mundo sería bastante aburrido. Por ello, si además de aprender del oficio de la albañilería, quieres participar directamente en reformas, dedicándote a ello, necesitas cumplir ciertos requerimientos:
- Poseer habilidades manuales. La albañilería es un oficio completamente manual. Aunque necesitas tener cabeza, todo lo que haga que repercuta en tu trabajo se realiza manualmente. No estamos diciendo que tengas una habilidad prodigiosa, pero sí que no seas muy torpe. De cualquier manera, estas habilidades se pueden desarrollar con tiempo y paciencia.
- Saber trabajar en equipo y de forma autónoma. Aunque en películas y series veamos a albañiles trabajando con compañeros, hay muchas ocasiones en las que trabajan por separado. Pueden haber tareas dentro de una reforma que solamente requieran la participación de una persona, por lo que puedes estar en otra zona aislada. Tienes que saber llevar eso.
- Tener buena condición física. Vas a tener que transportar, cargar y manipular ciertos materiales pesados. Again, no estamos diciendo que tengas que ser un Schwarzenegger en sus buenos tiempos (sí, hemos copiado el apellido de Google), pero sí tener una fuerza media. Las cargas fuertes suelen transportarse entre varias personas, pero deberías de poder transportar, por ejemplo, sacos de cemento tú solo. ¿Quién dijo que necesitarías un gimnasio con este trabajo?
- Tener conocimientos básicos en las normas de salud y seguridad laboral. Un albañil tiene que saber de todo, especialmente códigos de salud y seguridad en el trabajo, sobre todo en el área de construcción.
- Facilidad para leer y entender planos de construcción. Lo hemos comentado arriba, pero otro de los superpoderes de los albañiles es ser capaces de interpretar planos, como les exploradores. Si quieres hacer la casa necesitas entender las ‘instrucciones’. Si no, mal vamos.
- Ser espabilado con las mates. No hace falta que sepas hacer ecuaciones de segundo grado, pero necesitas tener esa agilidad mental de cuando te preguntan una multiplicación complicada y dices las respuestas en 6 o 7 segundos. En esta profesión vas a tener que hacer cálculos casi continuamente. Más vale que te vayas comprando juegos de agilidad mental.
Altia en tu reforma
Hasta aquí nuestra carta de agradecimiento al mundo de la albañilería. Esperamos que, la próxima vez que veas una obra, no se te ocurra pensar que no saben lo que están haciendo o que ‘eso no es tan difícil’. Si sigues pensando eso, la próxima vez que quieras cambiar o arreglar algo en tu casa, hazlo tú. Sin embargo, si no quieres ser un ignorante que no valora el trabajo y esfuerzo de las demás personas, puedes hablar con nosotros (Altia) para cualquier reforma o construcción desde 0 de tu vivienda. Llevaremos a los albañiles más majos para tu obra, eso te lo garantizamos. Si tienes curiosidad, puedes ponerte en contacto o acercarse a nuestras oficinas de Aguadulce. ¡Bienvenido a tu futura reforma!